Pisar un clavo

Es curioso cómo somatizamos a veces las tragedias. Cada persona sufre de una manera que el resto no somos capaces de comprender; lo único seguro es que todos sufrimos.

Yo descubrí hace unos días que un clavo no saca otro clavo. Tal vez fuí demasiado literal.

A menudo me repito a mí misma que debo ser más fuerte pero no menos sensible. Creo que lo único que consigo es ser más quejica y menos empática.

Ayer veía el telediario con mi abuelo y me di cuenta de lo triste que le ponen las noticias de Irak. A él, que sufrió una guerra, que ha visto más sufrimiento que nadie que conozca. Que habla de hambre, de frío, del frente de Teruel, de coger el fusil del compañero muerto y seguir andando. A él, que está ya de vuelta de todo, le entristece. A todos sus nietos nos resbala. El telediario es sólo una peli que ya hemos visto, no emociona, no le han dado ningún Oscar, no se puede comparar con El Paciente Inglés.

Y a mí sólo me duele el brazo, porque pisé un clavo
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